Nace en Dublín, Irlanda en el año de 1854 en el seno de una familia intelectual, su madre escritora de vocación y su padre un cirujano destacado. Pronto descubre sus actitudes en las artes, él mismo se considera un artista incomprendido debido a su carácter irreverente, directo, inteligente, sarcástico y sobre todo adelantado a su tiempo.
Su paso por diversos colegios le permitió conocer a los clásicos de la literatura, de los cuales se inspiraría para posteriormente crear sus propias obras, entre las que se encuentran poemas, cuentos, obras de teatro y escritos en prosa, todos impregnados de su estilo particular, esa expresión irónica y hasta cínica que bien lo identifica.
Viajó por diversos países ofreciendo conferencias sobre su teoría acerca de la filosofía estética, que defendía la idea del “arte por el arte”. Era un personaje famoso, conocido por sus conversaciones ingeniosas y agradables, los aristócratas gustaban de su compañía aunque estaban inconformes con las acusaciones que hacía a la sociedad conservadora de sus tiempos.
No solamente su ideología y obras fueron presas de críticas sociales y represión, también su aspecto llamaba la atención, sus trajes eran de colores llamativos al igual que su porte y solía salir a la calle con bastón en mano y sombrero elegante. Para nadie pasaba desapercibo el célebre Wilde.
Muchas de sus frases son célebres por reflejar los vicios de la sociedad conservadora y de doble moral a la que pertenecía y de la cual demostraba un repudio feroz, aunque al mismo tiempo aprovechaba las bondades que le proporcionaba su buen nivel económico, disfrutando de bastantes gustos, hacia fiestas y derrrochaba en gastos innecesarios satisfaciendo todos sus caprichos.
La única novela de Wilde, “El retrato de Dorian Gray”, más allá de contar la historia de un joven obsesionado con retener para siempre su juventud y belleza, llega a las fibras más sensibles del lector al poner en evidencia la ironía de la condición humana y el desprendimiento de los valores en la sociedad.
Se casó con Constance Llyod y tuvieron dos hijos a los que escribió cuentos como “El gigante egoísta”, “El ruiseñor y la rosa” y “El príncipe feliz”, donde podían encontrarse mensajes positivos y de gran calidad moral, dichos cuentos han sido adaptados e ilustrados por diversas editoriales, son muy recomendables para leer a los pequeños antes de dormir.
A pesar de tener esposa e hijos, sus preferencias sexuales denotaron un interés por hombres jóvenes y de mente abierta, entre los que destacaba Lord Alfred Douglas, mejor conocido como “Bosie”. Para Wilde era deleitable rodearse de jóvenes literatos, con quienes compartía círculos de lectura en medio de largas reuniones que aludían a las fiestas dionisiacas griegas.
Alfred Douglas se convierte en su protegido, se reúnen frecuentemente, comen, viajan y pasan la mayor parte del tiempo juntos. Wilde se siente agradecido por su compañía y complace todos los caprichos de Douglas.
Su desgracia comienza cuando el padre de “Bosie” lo acusa ante los tribunales ingleses de sodomía, el gran escándalo que se suscita provoca que su mujer lo abandone y le quite la custodia de sus hijos. Se somete a un difícil juicio y la posterior condena a dos años de trabajos forzados en prisión.
Este hecho le trajo muchas consecuencias dolorosas: la separación de sus seres queridos, la humillación ante la sociedad, el desprecio de personas allegadas, su quiebra económica, pero sobre todo su degradación física, moral y espiritual. Su vida dio un cambio total, del derroche a la desgracia.
En su estancia en la cárcel sólo pudo desahogarse a través de su mejor compañera, la escritura. Fue así como redactó una carta llamada “De Profundis” en donde plasmó sus más íntimos pensamientos, sentimientos y emociones, que se quedaron en el eco de las hojas que escribía día a día.
“De Profundis” es un desahogo de la vida y de la muerte que se vive, una declaración de amor y al mismo tiempo un reclamo del maltrato que éste produce, ya que iba dirigida a Alfred Douglas “Bosie” quién nunca se preocupó por el terrible destino de su amigo y amante, pues prefirió dejarlo en el abandono de la cárcel sin un gramo de esperanza para aliviar su sufrimiento.
Entre algunas de las frases que podemos encontrar en sus obras están:
"La gente enseña para disimular su ignorancia, lo mismo que sonríe para ocultar sus lágrimas."
"No hay libros morales ni inmorales. Los libros están bien escritos o no lo están."
"La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no es leída."
"Toda cosa se convierte en un placer cuando se hace a menudo. Éste es uno de los secretos más importantes de la existencia."
Y ya en el año de 1900 muere en París, lejos de su vida de éxito y reconocimiento, abatido por los sufrimientos de diversas enfermedades, su carencia de recursos económicos y una adicción a la bebida que le causó distintos problemas. Su último refugio fue ampararse bajo la fe católica antes de morir. Así fue Oscar Wilde, una auténtica obra de arte que escribió con su propia vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario