Estoy aquí sentada en el sillón, los pies en el escritorio y la compu en mi regazo, el sol entra por la ventana del lado izquierdo, por fin no tengo frío, sólo sigo con esos escalofríos matutinos que a veces me dan naúseas casi para vomitar, pero puedo contenerlo.
Tengo mucho sueño, no he dormido bien ultimamente,tal vez los últimos dos meses, sino es por una cosa es por otra, pero creo que la verdad es que me da miedo aventurarme a la expresión de mi inconsciente, a la verdad dentro de mí, al dolor enterrado en los recuerdos que se ocultan bajo mi piel.
Pero lo bueno de dormir poco esta noche es que pude ver la luna por muchas horas, desde ayer en la noche, saliendo de mi ahora segunda (o tercera o cuarta) casa, el IISUNAM, después del Seminario de "Primitivos Modernos" (donde por cierto hablaron del gran Moebius) tuve una visión espléndida, no, no me refiero al chico que toda la carrera me encontraba en la facultad y que justo ayer se apareció de nuevo, también fue bueno volver a verlo, pero él no me deslumbró tanto como esa maravillosa luna, qué emoción, mi corazón palpitando enmedio de la noche oscura,escuchando el crujir de las hojas secas bajos mis botines azules, qué bella sensacion, qué lindo el ruido de la noche, los grillos, el canto lunar que me arrullaba de éxtasis.
Esa luna era de ensueño, primero escondida entre las nubes, entre las hojas de los árboles que con el viento dejaban entrever su magnificencia, en ese momento pálida, de un tono sepia que ni la mejor edición fotográfica hubiera podido igualar, tan grande y al asecho de las miradas de los locos y los cantos de los grillos.
Después de un día de tanto caminar no podía más que seguir, no parar, aunque mis pies me dolieran pero avanzar era preciso, siempre es preciso, casi como respirar, andaba yo entonces por la vereda de la FCPyS hasta llegar al salón donde me recibieron con sonrisas y alguno que otro abrazo, se siente tan bonito cuando la gente aprecia lo poco que puedes transmitir, la enseñanza es mi satisfacción pero más lo es compartir, la retroalimentación, lograr un armonioso feedback de la comunicación, aprender unos de otros, cierto que fueron mis alumnos pero igual aprendo bastante de ellos, es tan bello compartir!!!
Saliendo del cubiculo de profesores me doy cuenta de que la luna ha cambiado, ahora es más blanca y parece más lejana, pero siempre fiel alumbrando mi camino nocturno al bajar la rampa mortal de la facultad. Me doy cuenta de que ha sido un día muy productivo, soy tan ñoña! Tengo una sensación casi orgásmica al estar en la academia, al sentirme parte activa del trabajo de investigación social, de la generación de conocimientos, de constatar la importancia del sentido antropológico, sociológico y comunicacional.
Hoy me siento bien, sí un día pesado y yo sigo caminando hasta altas horas de la noche, la luna me llama y voy a su encuentro, en la noche pasando por las calles solitarias voy recordando las palabras que apenas escuché hace unas horas de la voz de Rigoberta Menchú Tum "cuando no se sientan en armonía, vayan a un cerro" a encontrar esa sensación de libertad y esplendor del universo, toda la razón, no tengo cerca al Popo, pero el cerro de la estrella siempre ha sido mi fiel compañero en esas interminables caminatas de iluminación espiritual que espero nunca terminen, porque eso lo sé bien, cuando muera y me vayan a enterrar, quiero que sea en el cerro de la Estrella...
(cont.) Por la mañana...
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