Cartas a la Luna: I y II

I.

Señorita Luna:

La veo a usted a lo lejos, cuando mi cabeza gira en dirección opuesta al camino de los hombres, cuando los espacios en el cielo me permiten apreciar su claridad, su bendicion, su suavidad sobre mi rostro, mi rostro imperfecto, marcado por el dolor y el llanto que me provoca una cruel e infinita soledad.

Señorita luna, tan joven y hermosa, que constantemente me produce una envidia irremediable, quisiera un momento tener su presencia, su magnificencia, su lealtad a la noche cuando el viento frío intenta secuestrarla con un abrazo de mar, usted no tiene miedo de amar.

II.

Querida Luna:

Hoy te vi a la cara y senti una terrible exitación con tu hermosura, cada milímetro de tí tenía que quedarse grabado en mi memoria y en mi corazón, saber que estás tan lejos pero verte tan cercana me hace sollozar, estremecerme al quererte abrazar, tocar, pero que es un sueño imposible de alcanzar, sólo tal vez en mi locura.

Te miré detenidamente, observé marcas cristalizadas y manchas sobre tu piel blanca, si una mujer tuviera manchas, protuberancias y marcas en su cara se diría que es fea y está arruinada, que sus marcas de acné no la hacen ver bien, pero a tí luna, esas marcas te dan la perfección de la armonía, así cuando las chicas vean tu cara de alegría sabrán que una cara bonita no siempre es la más fina.