No sé por qué casi todo lo que escribo para el "desahogo" me sale espontáneamente en forma de verso, jaja, no es que sea la gran versista, pero se me hace más fácil escribir algo si es corto y va rimando, de hecho no sé muy bien las reglas del verso, pero se me da rimar las frases de mi mente e hilvanar pensamientos con palabras.
Aquí, en este momento y lugar he querido hacer un experimento de prosa espontánea, no sé de qué hablaré ni cómo, pero ahorita me sale algo...
Hubo una vez una chica que no sabía qué debía hacer para que la quisieran, estaba muy triste porque necesitaba el cariño de los demás para sentirse feliz, afortunadamente era muy ocurrente, y a cada rato ideaba formas de llamar la atención de los demás: regalaba cosas, decía palabras bonitas, ayudaba a todos los que podía, hacía fiestas, se reía de los chistes más absurdos, escuchaba con atención, trataba de aconsejar a los que tenían algun problema y sobre todo, siempre tenía una gran sonrisa para todo aquel que la mirara, fuera hombre, mujer, niño, niña, abuelito, perro o desconocido amable.
Era una chica muy linda, pero muy triste, el problema es que nadie lo notaba, todos veían su vida muy feliz y a ella muy contenta y nadie se imaginaba que dentro de esa máscara de alegría se encontraba un corazón lleno de lágrimas que se acumulaban cada vez más corriendo el grave peligro de derramarse en cualquier momento por los ojos de la chica alegre que en realidad estaba triste.
Estaba sola, nadie parecía comprender aquel dolor, nadie... la soledad es cruel, y es peor la ironía de estar rodeada de gente, pero al mismo tiempo sentirse la persona más incomprendida y solitaria del universo... sólo deseaba una cosa... hallar a alguien que la comprendiera y le diera el cariño que tanto anhelaba, alguien que escuchara su dolor a través de la apariencia que sostenía , que pudiera ver sus ojos y reflejar a la persona en su interior, a la verdadera chica escondida detrás de la sonrisa impostora.
Y así siguió esperando, probando una y otra vez en distintas caras, buscando a la que en verdad encontrase ahí adentro su verdadero deseo: el cariño y por consecuencia la felicidad. Pero simplemente parecía que esa persona indicada no existía, cuando parecía que había llegado y ella probaba emocionada si había encontrado finalmente su destino, las cosas empezaban a ir mal y solamente encontraba engaños y más dolor.
Ella abría su corazón con total sinceridad, pero nadie parecía corresponderle ni quererla, eso era lo único que ella deseaba, pero nadie se lo daba, así siguió sola hasta la última vez que supe de ella.
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