Afortunadamente existen un sinnúmero de géneros y estilos musicales a lo largo y ancho del planeta. Algunos más conocidos que otros, algunos amados, otros odiados, pero la música ha acompañado al hombre desde que surgió y parece que seguirá así durante toda la existencia humana.
La música es un punto de los más importantes a través del cual se puede definir nuestra identidad. En los jóvenes, las tribus urbanas han adoptado estilos musicales específicos para cada una de ellas. La música permite que se exploten las capacidades creadoras y creativas de muchos músicos que encuentra en ella un espacio de expresión.
También existe música creada con el fin único de comercialización y este proceso ha generado un número incontable de artistas efímeros que se van rotando y sucediendo unos a otros conforme el ciclo de moda de cada uno. Algunos duran más que otros, los hay inteligentes y audaces, los hay queridos y exitosos, pero también recuerdo éxitos de una sola canción para luego quedarse en el exilio mítico de ¿quiénes fueron y qué pasó con ellos?
Músicos y público hay de todo tipo, según el estilo de vida, la educación, la zona en donde habitan, sus aptitudes, actitudes y gustos en general, crean una gran gama de opciones musicales que se rompen en los extremos que llevan de una a otra.
Para bailar, para escuchar, para cantar, para reflexionar, para conocer, para brincar, para emocionarse, para tranquilizarse, para recordar o para despreciar. Cada quien tiene un gusto específico, cada quién arma el sound track de su vida como le plazca, con un mismo músico, varios, distintos géneros, uno de cada uno, en fin, sólo lo que en verdad le interese.
Podríamos hacer este experimento y descubrir cosas que a pesar de que siempre han estado ahí nunca te hubieras dado cuenta, es una forma de conocer un poco más de la personalidad de los demás.
Yo por ejemplo, me he dado cuenta de que tengo un gusto especial por la música deprimente y decadente (pero con esperanza, como dice la canción, jaja). Ya saben, Enrique Bunbury, San Pascualito Rey, Soda Stereo y hasta Los Bunkers y Amaral tienen rolas de profunda tristeza y emotividad melancólica.
Pero obvio, no quiero decir con eso que sea una chica al borde de la depresión y hasta el suicidio, no, pero el lado oscuro del alma, que lleva a estos artistas a transcribir en sus letras los momentos trágicos que pueden sucederle a cualquiera en cualquier momento son los que se conectan de mejor manera con mi estilo de vida y con mi propia identidad .
Y aunque también es cierto que no estoy encasillada en músicos con estas características, puedo decir que sí son los que más me llaman la atención, lo mismo puede verse reflejado en mis gustos literarios, de cine, fotografía y de arte en general.
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